Los electrodos con hierro en polvo llevan partículas metálicas finas en el revestimiento, además de óxidos como manganeso y sílice. Este diseño aumenta la tasa de deposición y permite soldar con mayor productividad en comparación con electrodos convencionales. El arco se mantiene ancho y estable, soporta corrientes más altas y facilita el avance rápido en cordones extensos. Los soldadores retiran la escoria con facilidad y logran un cordón uniforme y de buen acabado. Estos electrodos funcionan mejor en posiciones plana y horizontal, donde aprovechan al máximo su alto rendimiento, aunque resultan menos prácticos en vertical o sobrecabeza por la cantidad de metal líquido. Se utilizan en estructuras pesadas, uniones de gran tamaño y trabajos de relleno donde la velocidad y la eficiencia resultan determinantes.
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